Francisco Paladino

(diseño, redacción, iluminación y puesta en escena)

Descripción

Este blog, así como usted lo ve, es un Trabajo Final de la cátedra II de Comunicación y Medios, materia dictada en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata. Si usted es docente o estudiante de dicha universidad, los contenidos le serán familiares. Si usted, en cambio, llegó aquí por casualidad... ¡Huya antes de que el conocimiento lo alcance!

23 de junio de 2010

Introducción



Hoy puede ser un gran día...
El 20 de agosto del 2009 no fue un día más para el deporte nacional. Aquel día, entre críticas empresariales y fanfarrias nacionalistas, se firmó el acuerdo entre la Asociación de Fútbol Argentino y el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que pasaba los derechos de la televisación de la liga doméstica de fútbol a manos del Estado tras 22 años de gestión privada. Hasta entonces, la empresa que lucraba con el fútbol era Televisión Satelital Codificada (TSC), participada en mitades iguales por el Grupo Clarín y Torneos y Competencias. Estas sociedades son dueñas además de otros medios de comunicación que van desde pequeñas radios hasta gigantescos conglomerados televisivos, y tienen a su vez acuerdos comerciales con terceros, lo que les permite manipular, o aunque sea intentarlo, la opinión pública.
A partir de la pérdida del negocio del fútbol, y en el contexto de la discusión de una Nueva Ley de Servicios Audiovisuales que les era (y sigue siendo) desfavorable, estas empresas pusieron en marcha una campaña en contra del Gobierno que las perjudicaba utilizando sus mejores armas: canales de aire, de cable, radios y periódicos. El nuevo “Fútbol para todos” del Estado fue atacado diariamente a través de editoriales, notas de opinión, columnas e informes, buscando volcar la opinión pública contra la novedosa forma de ver el deporte más popular del país.
En consecuencia, este blog se propone analizar la relación entre los medios de comunicación y el fútbol televisado por la TV Pública estatal, a través de la puesta en crisis de opiniones y construcciones mediáticas que hasta antes de la Nueva Ley de SCA se consideraban inapelables. Tanto los medios que están a favor como los que están en contra y los indecisos o pretendidamente objetivos se han hecho eco de la discusión sobre el “Fútbol para todos”, por lo que ha pasado a ser un fenómeno que trasciende lo estrictamente futbolístico para transformarse en una discusión abierta y plural que toca a todos los sectores de la sociedad.
No es el objetivo de este análisis determinar si el manejo del Gobierno con respecto a la televisación del fútbol es correcto o incorrecto, sino que nos centraremos en cómo han tomado el tema los medios de comunicación, según sus diversos intereses tanto económicos como políticos. Estudiaremos también la relación entre estos conglomerados mediáticos y el poder simbólico en nuestro país, su rol en la producción de sentidos y la importancia del fútbol en la cultura nacional. El objetivo final es determinar, tras el análisis, la influencia de los medios de comunicación locales en el imaginario social de lo que es el “Fútbol para todos”.

22 de junio de 2010

EJE 1

Nuevas reglas de juego
El fútbol es el deporte más popular de nuestro país, hecho que lo transforma en un blanco fantástico para su reproducción masiva. Mucha gente ama el fútbol, y como los conglomerados comunicacionales lo saben, aprovechan esta pasión para lanzar al estrellato la liga local a través de sus medios, generando un vínculo casi perfecto entre fútbol y TV, en el que ambas partes salen beneficiadas. La televisión, fantástica reproductora de imágenes lejanas, transmite el fútbol para enormes audiencias pasionales; los clubes de futbol, agremiados en la AFA, ceden los derechos de la retransmisión de sus encuentros a la televisión por enormes cantidades de dinero. Así se organiza desde que la TV existe, ésta “produce el espectáculo deportivo” y lo adapta a sus necesidades, a cambio de difusión y sustento económico. En nuestro país ha funcionado este mecanismo a la perfección hasta un quiebre muy reciente.
El advenimiento del “Fútbol para todos” en reemplazo de la antigua televisación privada generó una revolución mediática que afectó la manera en que todos los canales de aire se relacionaban con el deporte más popular de Argentina. Como TSC era propietaria de los derechos para pasar los partidos de la liga local por TV, ningún canal que no fuera de esa empresa podía transmitir las jugadas o los goles hasta el día lunes. TyC Sports, de Torneos y Competencias, emitía casi todos los partidos por su señal de cable, otros por su señal de pay per view (paga) y tan solo dos iban por canales de aire. El programa futbolístico del Grupo Clarín “Fútbol de Primera”, salía todos los domingos a la noche por Canal 13, el canal de aire del grupo, y era el primero en transmitir las mejores jugadas y los goles de la fecha. El pueblo argentino era víctima de una construcción ficcional elaborada por los oligopolios mediáticos que conformaban TSC según los cuales lo “lógico” era ver el resumen futbolístico del fin de semana en el programa que encabezaba Macaya Márquez.
Los medios de comunicación, siervos del sistema impuesto por Televisión Satelital Codificada, reproducían un discurso que reivindicaba el enorme negociado establecido entre la AFA y la compañía de TV en el año 1987, anulando así cualquier tipo de reacción en contra. Los canales de televisión, las radios y los diarios más importantes del país pertenecían (y aún hoy pertenecen) a las empresas que dominaban la televisación del fútbol, por lo que la supuesta neutralidad del proceso de comunicación caía en el olvido, en pos de la defensa de una mercancía que dejaba a su comerciante un rédito inigualable. Asistíamos, entonces, a la construcción de un sentido común que tildaba como correcta la forma en que se organizaban las transmisiones de fútbol. La falsa objetividad en el análisis de la situación queda desnuda ante la definición de Jesús Martín-Barbero: “el sentido no existe sin la forma, y toda forma es la imposición de un sentido, no existen formas neutras”.
El dominio absoluto sobre la opinión pública que tenían los medios de comunicación en los tiempos del fútbol privado comienza su retroceso cuando se empieza a discutir la Nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual a nivel nacional. Este debate tiene su cúspide en la presentación del Proyecto de Ley en el Congreso por parte del Poder Ejecutivo, en febrero del año 2009, y da pie a lo que será una nueva era en la comunicación de nuestro país. Con la polémica por la Ley de SCA instalada en la sociedad, asoma una renovada mirada crítica sobre los medios de comunicación y su construcción discursiva, que lejos de ser objetiva como se supone casi míticamente, responde a una posición ideológica y a intereses político-económicos.
En este contexto, la Asociación de Fútbol Argentino rompe su acuerdo con TSC debido a diferencias económicas, y el Gobierno Nacional ofrece a su Presidente, Julio Grondona, un contrato a través del cual la televisación del fútbol pasa a ser propiedad del Estado. A partir de ese momento, el discurso mediático del Grupo Clarín y sus allegados con respecto a difusión de los partidos de primera división cambia radicalmente, y empieza a aparecer en la portada de su diario y con recurrencia en sus programas televisivos. Los dueños de los medios de comunicación, despojados de su mercancía más valiosa, cambian su manera de ordenar el mundo, en pos de demonizar a la nueva “potencia futbolera” llamada Televisión Pública, que controla el Gobierno y con la que reproduce sus propios intereses.
Las cifras de dinero manejadas por la AFA para la televisación del fútbol pasan a ser tema central en la agenda del conglomerado mediático de Clarín, cuando antes banalizaban hasta el hartazgo los números rojos que manejaban los clubes argentinos. Sin embargo, la crítica y el vituperio clarinista no hacen hincapié en cuestiones políticas o de fondo, sino que redirigen su discurso hacia el “gasto” que realiza el Estado para mantener pública y gratuita la transmisión deportiva. El tema “Fútbol para todos” cae en una suerte de amnesia estructural para todos los medios de comunicación opositores a la medida, nadie recuerda su turbio pasado privado. Además, la discusión profunda perjudica notablemente a los medios oligopólicos, por lo que proceden a despolitizarlo en virtud de sus intereses económicos, transformando una medida revolucionaria en un “derroche de bienes públicos”.
Los medios que nada tenían que ver con Clarín, aprovechan la pluralización del fútbol para retransmitirlo por sus canales, ya sean de aire o de cable: América, Crónica y Canal 9 son ejemplos de esto. La Televisión Pública, mientras tanto, tuvo que adecuarse a la difusión de partidos de fútbol, para los que no estaba adecuada, y fue mejorando la calidad de las transmisiones progresivamente hasta alcanzar un estándar aceptable. Para finales de 2009, los partidos podían verse en excelente calidad en varios canales de televisión y proliferaban los programas de fútbol que analizaban la fecha con la libertad de pasar los segmentos que les resultaran apropiados.
Para adaptarse a este nuevo orden, los medios de comunicación se vieron obligados a cambiar sus formas, ya sea para darle nuevo espacio al fútbol, o para buscar una manera innovadora de resaltar por sobre los demás programas, con el mismo material. Así, por ejemplo, fútbol de primera, el programa deportivo que más premios Martín Fierro ganó en la historia de la televisión, tuvo que rebajarse a competir con otras emisiones futbolísticas y entró en decadencia. Al principio, intentó resistir con notas a los técnicos en el piso y entrevistas instantáneas a los jugadores tras la finalización del último partido del día, pero terminó siendo levantado porque no rendía económicamente. Otros programas, como por ejemplo el de Alejandro Fantino, recurrieron al sensacionalismo con panelistas, buscando polémicas entre los futbolistas al mejor estilo Jorge Rial, pero el producto fue mediocre.
La relación de los medios de comunicación con el poder dio un giro importantísimo a partir de la estatización de los derechos para televisar el fútbol. El poder simbólico que antes recaía directamente sobre los medios que vendían el deporte como mercancía, volvió al Estado para su explotación en favor del pueblo. Quedará por ver lo que el Gobierno de turno pueda hacer con un arma tan poderosa, lo que es seguro es que los oligopolios mediáticos no caerán sin dar batalla, en su afán de desprestigiar al Poder Ejecutivo, buscando retomar el control perdido.

21 de junio de 2010

EJE 2

Del lujo a la vulgaridad

El 17 de octubre de 1951 la televisión pública, entonces con el nombre de canal 7, hacía su primera transmisión. El evento a cubrir era el Día de la Lealtad Peronista, durante el cual Evita se levantó de su lecho para hablarle al pueblo por última vez. Juan Domingo Perón había mandado a traer equipamiento técnico desde Estados Unidos para inmortalizar el momento, y lo logró, puesto que todos recordamos la imagen de él sosteniendo a Eva por la cintura, ya aquejada por su terrible enfermedad. En aquel momento diez cámaras de televisión con un cableado improvisado tomaban imágenes para reproducirlas en unos pocos aparatos ubicados en los comercios más importantes de la ciudad, la TV había llegado a la Argentina.
En un país habituado a la radio, amante de sus apasionadas transmisiones, la nueva y sorprendente tecnología que representaba la televisión tardó en adaptarse. Desde la emisión del Día de la Lealtad tuvieron que pasar 16 años hasta que en 1967 la Asociación de Fútbol Argentino firmó un contrato para transmitir un partido de fútbol semanal. Ese fue el primer paso hacia la televisación del deporte más popular de la Argentina y un paso clave en la mediatización de la cultura nacional que había comenzado con la radio.
Al empezar a relacionarse con el fútbol, la televisión empezó a modificarlo, a cambiar el modo en que la sociedad lo percibía. Durante una de las primeras transmisiones, por ejemplo, la necesidad de jugar en horario nocturno para favorecer la emisión televisiva provocó que se jugara con una temperatura de apenas 3 grados y a pesar de ser un viernes por la noche, sólo se vendieron 391 entradas en el enfrentamiento entre River y Unión. La práctica regular de este deporte se tuvo que adaptar al progresivo avance de las tecnologías de reproducción, pues el entramado cultural que se empezaba generar determinaría una unión perenne entre ambos.
Con el advenimiento de la televisión a color para el Mundial de Fútbol del año 1978, los aparatos de TV comenzaron a formar parte de la vida cotidiana, ya la sociedad se empezó a relacionar con ellos de manera habitual y su utilización fue mucho mayor. Las emisiones deportivas les ahorraban a los ciudadanos la necesidad de ir al estadio y le garantizaban que podrían ver todas las secuencias del partido, en vivo y en directo, como si estuvieran allí. Esta transformación en el tiempo y el espacio fue revolucionaria para la época, y aunque hoy en día parezca casi absurdo, significó un cambio muy profundo en la relación entre los medios de comunicación y la mayoría de la población.
Hoy en día, la televisión forma parte de la vida cotidiana de casi todos los argentinos con el fútbol como práctica cultural dominante reproducido a través de ella. Todos los partidos se transmiten en vivo y en directo, y a partir de la estatización de los derechos televisivos, de forma gratuita. Con esta medida gubernamental, todos aquellos que no tenían acceso al cable pueden disfrutar del fútbol con tan solo una antena que capte canal 7. La TV y el fútbol, como aliados inseparables, ingresan en los hogares de toda la sociedad, abren y cierran las puertas que comunican al individuo con el estadio, cualquiera en su casa puede relacionarse con su equipo a la distancia, pedirle al lateral que se proyecte, gritar un gol.
La llegada de la Televisión Digital como novedosa y prometedora tecnología a la TV Pública, supuso un nuevo cambio en la cultura nacional. A partir de su aparición, las transmisiones tanto deportivas como de otra índole pueden ser vistas en teléfonos celulares y en computadoras, con una calidad altamente superior a la que tiene la TV tradicional. Esto, sumado a la alta definición resignifica la manera de relacionarse de los individuos con el medio, permitiéndole una gama de nuevas posibilidades impensadas hasta este momento. La Televisión Digital pluraliza y democratiza los contenidos, haciéndolos accesibles a cualquiera a través de un plan de reparto de decodificadores, que le permiten a todos acceder a la novedad televisiva.
El espectacular suceso mediático de la televisación por la TV Pública del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 merece un párrafo aparte. La Copa del Mundo supone una automática exacerbación de lo nacional, situación en la cual los medios de comunicación tienen mucho que ver, impulsando y ritualizando los contenidos de lo que representa la Selección. La relación entre territorio e identidad adquiere un rol fundamental a la hora de analizar la pasión que despierta el equipo nacional en la sociedad toda, fenómeno que Vilena Fiengo entiende como una consecuencia de los procesos de globalización. La televisión reproduce las significaciones nacionalistas y fomenta el fanatismo al punto que la Patria termina siendo la Selección Nacional de Fútbol.
El carácter histórico, social y cultural de los medios de comunicación determina su apego a la sociedad como parte constitutiva de ella en los nuevos modos de organización que aparecen con las Tecnologías de la Información y la Comunicación. En relación al fútbol en particular, los media reproducen sus significaciones, llevándolas más allá del tiempo y el espacio tradicionales. La televisión parece haber nacido para relacionarse con el fútbol, por lo tanto es una virtud saber identificar este vínculo y aprovecharlo como generador de contenidos culturales, en una sociedad en la cual los medios de comunicación tienden a desecharlos.

20 de junio de 2010

EJE 3

La hora de los otros
Como hemos visto anteriormente, los medios de comunicación nacionales transforman significados para hacerlos favorables a sus intereses, pero esta decisión nunca está guiada únicamente por la economía local, sino que responde a un fenómeno global en el que los media son productores de sentido y toman un lugar importantísimo. A partir del desarrollo de agencias de noticias internacionales y otros adelantos tecnológicos, la información ha empezado a formar parte de la gran cadena de intereses mundiales, en los que las actividades políticas son tan influyentes como preocupantes.
La comunicación global actual está pautada por los conglomerados internacionales de comunicación, por el impacto de las Tecnologías de la Comunicación y la Información, además de por la manera en que estas circulan y el nivel de acceso que los sujetos tengan a ellas. En este marco, los medios de comunicación son los encargados de hacer circular discursos y manejar la opinión pública en diversos países, por lo que muchas veces se vuelven herramientas del poder político-económico.
Este proceso de globalización depende directamente de los adelantos tecnológicos para su desarrollo, con la digitalización de la información a la vanguardia y la taxativa colaboración de los medios satelitales de difusión. Estas herramientas rompen definitivamente con las antiguas concepciones del tiempo y el espacio, y establecen un nuevo paradigma en cuanto a la distribución de la información. Con las nuevas tecnologías, reina la inmediatez, y en un instante se puede saber lo que sucede al otro lado del planeta, recolectarlo, elaborarlo y publicarlo como noticia.
En lo que respecta a las empresas internacionales, han tenido un considerable avance económico, fruto de la apertura de nuevos y florecientes mercados en todo el mundo. En consecuencia, las marcas han “salido a la calle” y penetrado todos los ámbitos de las sociedades, explotando espacios publicitarios no tradicionales en su afán por vender el producto. De esta manera, las cervecerías organizan recitales, los negocios de comida pasan a jugar el rol del Estado y las marcas de vestimenta deportiva se fusionan con los jugadores que esponsorean. (Logorama)
La transmisión del Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010 por TV Pública ha significado todo un suceso para la sociedad argentina. Gracias al fenómeno de la globalización, los partidos de fútbol que tienen lugar en África se reproducen en vivo y en directo aquí, a miles de kilómetros. Lo mismo sucede con las emisiones de encuentros de ligas europeas, canal 7 ha dedicado fragmentos de las transmisiones del “Fútbol para todos” a reproducir los mejores momentos de algunas finales del viejo continente.
La Televisión Digital Terreste ha llegado a nuestro país desde Japón, como una tecnología innovadora y revolucionaria, para establecer una nueva manera de mirar televisión. Sin embargo, esta tecnología no llega por casualidad, sino que es el resultado de la sociedad y su Gobierno en su desarrollo histórico. La globalización nos da la posibilidad de sumergirnos en nuevas técnicas extranjeras que tal vez jamás hubiéramos conocido de no ser por este fenómeno.
Por último, Internet y los celulares representan un avance tecnológico que permite comunicarse a escala global y ha resignificado la manera de relacionarse a nivel internacional. A través de ellos, los habitantes de distintas partes del globo pueden socializar contenidos, como por ejemplo el fútbol, nosotros vemos la liga española y en España se retransmite el clásico Boca-River. Las políticas locales se adaptan así progresivamente a la globalización, para no quedar fuera de este cambio cultural que puede ser tanto liberador como limitante.

Uno puede estar a favor de la globalización y en contra de su rumbo actual, lo mismo que se puede estar a favor de la electricidad y contra la silla eléctrica.

Fernando Savater

19 de junio de 2010

Conclusión

La palabra es un arma
Victor Hugo Morales, considerado uno de los más grandes relatores de la historia del fútbol argentino, comentó que el Fútbol para todos es una de las cosas más maravillosas que le ha pasado a nuestro país en los últimos años. Y tiene razón. La ruptura de la AFA con TSC le abrió a nuestro país la puerta a la cultura popular, al fútbol que el pueblo tanto ama. El Gobierno vio la posibilidad de continuar con su política estatista y transformó la televisación de los partidos en un bien público, algo que nunca debería haber dejado de ser.
Los conglomerados comunicacionales que se vieron perjudicados por esta medida salieron inmediatamente al cruce con terminologías aparatosas y argumentos blandos pero estéticamente impactantes. Clarín, TyC y sus empresas allegadas u opositoras al Gobierno de Cristina Kirchner desplegaron una serie de artilugios mediáticos para volcar la opinión pública en contra de la nueva medida gubernamental. El Fútbol para todos tuvo que lidiar con injurias y desmerecimientos para poder entrar en funcionamiento, pero aún así vio la luz en el Torneo Apertura 2009.
La construcción ficcional de los medios clarinistas estaba en gran medida constituida por la idea de que “la plata debería usarse para otra cosa, como la salud”. Volviendo a la idea de cultura mediatizada, tenemos que entender que el fútbol es un bien cultural de la sociedad, y como tal debe estar controlado por el Estado, su representante legal. El Gobierno de turno puede sacar a licitación los derechos de televisación si le parece lo adecuado, pero ésta será una decisión que la sociedad puede criticarle, pues el Estado debe defender siempre los derechos de su población.
El debate sobre el Fútbol para todos se da en el contexto de la Nueva Ley de SCA, a la cual los medios de comunicación oligopólicos se oponen, porque perjudica sus intereses económicos. Para analizar la realidad de la televisión, la radio y los medios gráficos, debemos tener en cuenta entonces qué tendencia tiene el medio en cuestión, puesto que muchos se esconden detrás de la idea de “periodismo independiente”, y es sabido que el único independiente, es el club de Avellaneda.
Es innegable la influencia que tienen los media en la opinión pública, a la que intentan manejar a través de astutas construcciones discursivas, banalizaciones y demonizaciones, defiendan la ideología que defiendan. La televisación por TV Pública de los partidos de fútbol ha funcionado bien y sin embargo ha sido víctima de los vilipendios mediáticos. Es importante, entonces, hacer un filtro de cada noticia, de cada columna, de cada análisis, para poder elaborar, aunque sea de manera subjetiva y aproximada, nuestra propia idea de la realidad.

18 de junio de 2010

Marco teórico

El proyecto fue elaborado desde una perspectiva historizante, que relaciona cada etapa del trabajo con un momento sociopolítico de nuestra sociedad. Si bien el tema central es el Fútbol para todos, nos permitimos ir más atrás en el tiempo, hacia los orígenes de la televisación del fútbol en Argentina, para hacer un trabajo abarcativo y convincente.
La relación actual de los medios de comunicación con el sistema de transmisión televisiva de los partidos de fútbol tiene relevancia periodística porque ha marcado una nueva forma de llevar adelante ese vínculo. La nueva cultura mediática incluye aristas que hasta el momento no se habían visto en nuestro país, ha cambiado la manera en que los media analizan el fútbol, y a su vez ambos penetran en la sociedad. El creciente sentido crítico de la opinión pública nos ubica en un momento de revalorización del periodismo, incluido el deportivo, que pasó sus peores años durante el menemismo y parecía caer en un pozo sin fin durante el siglo XXI.
Para desarrollar el trabajo hemos recurrido a diversos recursos que nos proporciona internet y a los que da espacio blogspot. Estas técnicas incluyen la utilización de videos, imágenes, links a otras páginas, cambios de colores y de fuentes en las letras, jerarquización dentro del espacio virtual, inclusión de un encabezado elaborado, citas de autoridad, cuadros de texto en la barra lateral, buscadores y blogrolls.
A su vez, la elaboración del blog estuvo guiada constantemente por los textos teóricos a partir de los cuales hemos venido trabajando. Durante el eje 1 se estableció relación entre los hyperlinks y la idea de la producción discursiva a través del ejemplo de Bombau, y se retomaron conceptos como los de despolitización y sensacionalismo en los medios de comunicación, de Bourdieu.
En el eje 2 se hizo énfasis en la idea de hogar desarrollada por Silverstone y su relación con el mundo exterior, y se graficó con imágenes que hacen las veces de soporte al texto. Además, se trabajó la idea del cambio de percepción a partir de las nuevas tecnologías y la noción de los medios como garantes de la realidad, entre otras cosas.
El eje 3, así como la conlusión, estuvo apoyado por las citas de autoridad perinentes al tema. Se utilizaron aquí recursos de las clases teóricas y de las clases prácticas, como herramientas para ahondar tanto como fuera posible en un tema que no tenía tanta relación con la idea central del blog como los otros dos ejes. Se pensaron los conceptos de circulación de discursos y transformación de significados en el mundo globalizado, y el papel que desempeñan los medios en él.

17 de junio de 2010

Marco metodológico

Con el fin de analizar la relación actual entre los medios de comunicación y el Fútbol para todos, así como la influencia de éstos en el imaginario social de lo que representa la televisación de los encuentros de la liga doméstica, nos propusimos desarrollar el proceso histórico que determinó la estatización del fútbol y luego su impacto social. Además, evaluamos las reacciones de los media con respecto a la nueva organización del fútbol y la implicancia del Estado como garante de la socialización de contenidos culturales.
Tanto la historicidad como los roles actuales de los medios de comunicación en las transmisiones televisivas son importantes para el análisis de su vinculación con el fútbol como bien cultural y con la sociedad como consumidora de ese bien. La influencia de los media ha transformado la manera en que los individuos se relacionan con la nueva manera de ver fútbol, y ha sido determinante para construir una imagen ficcional de lo que la mayor parte de la sociedad entiende por “Fútbol para todos”.
La pertinencia o no de los materiales ha sido evaluada fusionando las necesidades estéticas del blog, su orden y su sobrecarga visual, con las necesidades metodológicas de los textos y construcciones elaboradas por el autor. Así, el producto final intenta utilizar materiales como disparadores o para reforzar ideas, pero sin dañar en ningún momento el equilibrio forma-contenido del espacio virtual, considerando que no es una elaboración teórica nihilista, sino un trabajo comunicacional que debe ser leído por otra persona.
La tecnología y los medios de comunicación ya no ocupan el lugar que ocupaban antes en el mundo, ahora orillan los márgenes de la poesía y se los puede apreciar como una obra de arte, donde los vaivenes semánticos arrastran al receptor inevitablemente hacia los contenidos, con el único y final objetivo de comunicarle algo. Sin otra intención que la de haber logrado esa comunicación, damos por finalizado este derrotero de firuletes discursivos mezclados con contenidos teóricos y agradables recursos digitales.

16 de junio de 2010

Logorama



10 de junio de 2010

Los medios según Capusotto

Diego Capusotto es el más grande cómico argentino de la actualidad, dueño de una sensibilidad que le permite captar las cotidianeidades y pesares de las distintas profesiones, así como las características salientes de cualquier persona o grupo social. Esto, mezclado con su imaginación, y fundamentalmente la de su compañero Pedro Saborido, da como resultado genialidades como “¿Hasta cuándo?”, un segmento radial en el que parodia los medios de comunicación de nuestro país, exponiendo sus defectos y dándoles una vuelta de tuerca, para exagerar su manera de mostrar el mundo hasta el punto de hacerla hilarante.
Capusotto elabora, entonces, una crítica a las prácticas mediáticas. Las ridiculiza utilizando sus propios recursos, agrandándolos para que caigan en la sátira por su propio peso. Así, en el programa “¿Hasta cuándo?” se mueren tres personas por minuto, cualquier contacto con un móvil da como resultado que el país es una mierda y el conductor repite incansablemente que el radioescucha va a estar lleno, lleno, lleno de información. Los medios de comunicación son eso, aunque en menor escala. La muerte como noticia constante, los productores sumidos en la obsesión por el sensacionalismo, la repetición como herramienta para divertir siempre, para que el público esté atrapado y no se aburra jamás, el instantaneísmo.
Otro recurso tomado con habilidad por Capusotto es el de los mensajes de los oyentes, que suelen ser muy importantes, sino parte fundamental, de la mayoría de los programas radiales matutinos. Los oyentes de “¿Hasta cuándo?” expresan ampulosamente sus pensamientos, y repiten siempre lo mismo, sea cual sea el tema que se trata. Son personajes despolitizados, o como dice Bourdieu “desencantados de la política”. Un hombre llama para decir que está harto de la corrupción, otro se queja de los empleados estatales y los docentes, una señora pide que renuncien todos. Ninguno pide una medida en particular, ninguno se plantea la situación política profundamente, todos se quejan y expresan su desprecio por la política.
La visión deshistorizada y deshistorizante de los medios de comunicación es también retomada en el programa, a través de intervenciones de movileros o de noteros. Uno tras otro, los personajes, todos interpretados por el mismo Capusotto, plantean situaciones cuya conclusión es que “todo se va al carajo”. Así, lo mismo da que se esté hablando de una película o del estado del Merval, la noticia va a pasar velozmente para quedar sumida en el olvido, dejando la certeza de que el país es un desastre.
Bourdieu explica que los medios tienen “una visión cínica del mundo político como una especie de circo entregado a las manipulaciones de unos ambiciosos carentes de convicciones, guiados por intereses vinculados a la competición que los enfrenta”. En nuestro país, estos intereses suelen ser puramente económicos y como la mayoría de ellos no están vinculados al Estado, generan la sensación de que éste es lo peor que ha concebido la sociedad. Capusotto parodia esta reacción de los medios con comentarios de su conductor ficticio Arnaldo Pérez Manija, quien advierte continuamente sobre los peligros de vivir con un Estado corrupto que no puede controlar nada, porque la educación es un desastre, el riesgo país está por las nubes y los saqueos son inminentes.
Para favorecer sus intereses y su publicidad constante, los medios de comunicación ponen en marcha “una filosofía pesimista de la historia que estimula el retraimiento y la resignación”, por medio de la cual aumentan los temores, y se genera la sensación constante de que la delincuencia y la violencia pueden alcanzar a los ciudadanos si se atreven a abrir la puerta. América es, hoy en día, el principal exponente de esta característica, pues transmite con asiduidad escenas delictivas, chicos en situación de calle, jóvenes drogados y otros personajes poco felices que le infunden miedo al público. Frente a esto, Capusotto saca a relucir su genialidad y construye una parodia con personajes cuyo único sentimiento es el miedo. Pérez Manija invita a los radioescuchas a suicidarse frente a la ineludible y triste realidad, repite que “todo está perdido”, que los argentinos llevamos una vida de mierda, y hace énfasis en el miedo, en que hay que tener mucho miedo porque la muerte puede esperarnos a la vuelta de la esquina.
Martín-Barbero introduce la idea del discurso de la mercancía, un discurso mediático que fusiona información y publicidad, buscando como finalidad vender ambas cosas. El público debe consumir y para eso se les da forma a las noticias, se las carga con un sentido que originalmente no tenían y se las vende como si fueran, justamente, mercancías. El autor dice que “de poco sirve que la gente diga no creer ese discurso si es desde él que actúa y ve el mundo, si es a su través que el acontecer del mundo significa y que esa significación es consumida”. Esto quiere decir que los medios dan una manera de ver el mundo, y el público la consume. Actualmente la mayoría de los medios tienen una concepción pesimista de la realidad, y es así como llega al televidente, al radioescucha o al lector.
Como parte del discurso que construyen, los medios de comunicación utilizan una jerga con significado propio, más allá del contexto o del contenido que se les dé. Capusotto toma esta jerga para hacer el que tal vez sea su mejor personaje, una señora que deja una y otra vez mensajes pidiendo que diversos personajes renuncien y acusándolos de montoneros. La demonización mediática del grupo armado peronista se hace eco en esta señora que llega a decirle montoneros a George Bush y a Marley, pidiendo su renuncia sin ninguna otra razón.
El discurso de los medios se transforma no solo en verosímil, sino en común. Según Barbero, la comunicación se lo impone al público como su propio lenguaje, reproduciendo así todo lo que le parezca necesario y dando legitimidad a hechos que tal vez el púbico independientemente no valoraría. En “¿Hasta cuándo?” esto se ve reflejado a través de las denuncias a mansalva de corrupción, los pedidos de “un país en serio” e incluso las manifestaciones a favor de que “corra sangre” o “se castre a los maestros”, fantástica exageración de ciertas actitudes fascistas que suelen tener los oyentes de los programas radiales matutinos.
Con todas estas herramientas, Diego Capusotto logra romper con el discurso mediático, lo hace caer por su propio peso y se ríe viéndolo en el suelo. Lucy en el cielo con Capusottos no es el programa más escuchado de la radio, difícilmente tenga más oyentes que los reproductores del discurso único mediático como Magdalena Ruiz Guiñazú, pero existe la certeza de que quien escuche una vez “¿Hasta cuándo?” se dará cuenta de que el discurso mediático se construye con una finalidad, que detrás de él hay muchos intereses, y no es, como quieren que el público piense, una realidad inequívoca.